Bordado en Oro
Mi primer acercamiento con esta técnica fue a través de una clase de luneville en la que usamos alambre francés. Después de eso he usado este material de forma poco convencional tal vez, pero creo que no solo se debe a que no había estudiado la técnica de manera clásica, cosa que hice recientemente, sino que además me gusta experimentar y descubrir las posibilidades en diversos materiales.
En la actualidad esta técnica es mucho más accessible de lo que era antiguamente, cuando el bordado a mano con hilos metálicos estaba reservado para la clase alta por el alto costo de los materiales. Sin embargo creo que la mano de obra sigue siendo al día de hoy lo más costoso en cualquier pieza bordada a mano.
El bordado a mano con hilos metálicos ha sido típicamente usado por muchas culturas y de diversas fés en trajes eclesiásticos, militares y de la realeza para denotar estatus y poder.
Una de las características más importantes inherentes a los materiales usados es la forma en que captan e interactúan con la luz, haciendo que una prenda tenga un volumen y texturas que ningún otro bordado podría lograr.
Esta es una técnica que require de mucha paciencia, atención al detalle, disciplina y esfuerzo pero que sin duda alguna logra evocar el glamour y extravagancia propios de un traje de época del siglo XVIII que la mayoría de nosotros simples mortales hoy solo vemos en pantallas.
Creo que es importante mencionar que estos materiales no pueden ser lavados de manera convencional, sino que tienen que ser tratados por un especialista en conservación de textiles, por lo que no lo recomiendo para prendas de uso diario. Lo he visto mucho en broches, carteras y algún que otro accesorio. Es la técnica ideal para bordar insectos. Para mi la riqueza de texturas y volumen en un bordado está en la combinación de técnicas, en las que una complemente a la otra encontrando un equilibrio perfecto para que el bordado converse con el espectador que lo admire.
Dejar un comentario